De pintura sé poco. Mas no se necesita técnica para reconocer lo extraordinario. Lo experimenté hace poco, cuando cayó en mis manos un libro, que probablemente es un texto educativo para clases básicas de artes plásticas. Trata del pintor Rembrandt Harmenszoon van Rijn. Mejor conocido como Rembrandt. El tratado es un compendio a manera de introducción, escrito por Kenneth Clark. Había visto obras de Rembrandt. Casi todos le conocemos, aunque no lo sepamos. Las imágenes que él materializó de entre sombras y luces son parte de la conciencia de la humanidad. Pero no es lo mismo conocerlas de paso que detenerse ante los ojos del artista en sus autorretratos. O descubrir el detalle que se oculta en las sombras de alguna escena. O espiar aquella mujer que –siglos después– todavía se baña. La maestría con que plasmaba los rostros, sin ningún juicio moralista que ahora pudiera resultar anticuado, supera en pasión a la fotografía. Pero hay algo más. Es como una aceptación de que se está de paso por la vida. Uno está ante un genio. Gracias por visitar Libro Abierto. Para subscribirse a futuras publicaciones, escríbanos a libroabierto@vmramos.com.
3 comentariosAño: 2006
Un librero viudo lleva a su hijo de diez años al “Cementerio de los Libros Olvidados”, una especie de mausoleo de libros, donde le encomienda la extraña labor de adoptar un libro, “asegurándose de que nunca desaparezca”. El comienzo de la novela «La sombra del viento», del español Carlos Ruiz Zafón, promete una aventura literaria, envuelta en el misterio de las obras y los autores que nunca llegan al éxito de ventas. Deja en el aire una sombra de misterio que bien puede aludir al título, porque se sabe que detrás de la adopción de ese libro habrá otras historias y se percibe de trasfondo el ambiente enrarecido de una Barcelona al borde de la guerra civil española. A partir de ahí, la novela se desenlaza a varios niveles a la par del desarrollo de aquel niño, Daniel Sempere. El misterio del libro que Daniel adopta –una novela casi extinta de un tal Julián Carax– termina por embargarlo todo con su aire trágico. Daniel, un adolescente inverosímil por su promiscuidad intelectual, se lanza a la búsqueda de Carax, que aparentemente desapareció de la faz de la tierra. Pronto descubre que así como él se propone salvar el libro, hay quien quiere deshacerse para siempre de él y cualquier rastro de su autor. Es una novela de intriga literaria, que revela algo sobre el valor de la literatura. Condena, de paso, la crueldad humana. “Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma,” le dice el padre de Daniel cuando lo lleva…
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