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Año: 2007

El grito desgarrado de Reinaldo Arenas.

La carátula de esta edición de «Antes que anochezca» presenta una fotografía de un Reinaldo Arenas viril y despeinado que divisa a lo lejos con intensidad, sin fingir una sonrisa. Es un hombre de mirada trágica, pero altanera. Le delata el pelo revuelto y la verruga anarquista detrás de la oreja. No he leído memorias como estas – y, de seguro, no las hubiera leído en otros tiempos, o de saber siquiera las minuciosidades de lascivia y tragedia a las que me iba a llevar este escritor. Es una obra rabiosa. Pero también es una obra orgiástica, incómoda para los que somos del sexo convencional. Es una declaración de la más abierta homosexualidad, pero no es sólo eso. Es también un testamento de dignidad a pesar de todas las indignidades. Es un libro que no complace a muchos bandos. Ofende a la derecha por su promiscuidad, un reto declarado a los guardianes de cualquier moral. Ofende a la izquierda por su condena del caudillismo de Fidel Castro y la crueldad de su comunismo. Ofende a los capitalistas por la crítica de su grosera afición al dinero. Ofende al exilio cubano en “El Mierdal” de Miami por lo que expresa como la brutalidad de su resentimiento, aunque este fuere justificado. Ofende a los ideólogos, a los escritores y a los intelectuales que justifican la maldad. Ofende a la vida misma, por la manera en que el autor desea, al fin, el abrazo de la muerte. Es una autobiografía –hecha película en…

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McDonald's descubre a Macondo.

La exageración maravillosa del realismo mágico podrá ser cosa del pasado –esplendoroso, pero aun pasado– en la literatura hispana, pero en Estados Unidos es la sensación. Ello se debe a una extraña intersección entre la cultura popular y la literatura. Y a un autor: Gabriel García Márquez. El famoso escritor colombiano está de moda. Su novela «El amor en los tiempos del cólera» encabeza la lista de los más vendidos, tanto en español como en inglés. Su «Cien años de soledad» es de los libros favoritos de los hispanos en Estados Unidos. Y su más reciente «Memorias de mis putas tristes» no se queda atrás. ¿Por qué esta fascinación que llega con veinte a treinta años de atraso? Es muy sencillo: Oprah descubrió hace poco la prosa lírica de García Márquez. Y libro que la reina del talk show bendice es libro que se consagra en el mercado estadounidense. Hollywood también ayuda, con el traslado al cine de «El amor en los tiempos del cólera». Es buena noticia para los que apreciamos la literatura en español, pero a la vez es un signo de la falta de reconocimiento de esta en el mundo anglosajón. Es una oportunidad para abrir puertas y ventanas — y que así como fluyen influencias de norte a sur, haya una retroalimentación que nos enriquezca a todos. Gracias por visitar Libro Abierto. Para subscribirse a futuras publicaciones, escríbanos a libroabierto@vmramos.com.

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Las paredes de San Agustín

Pocos estadounidenses saben que se hablaba español en la primera ciudad de su territorio. Antes de que existiera lo que hoy llamamos Estados Unidos los navegantes españoles llegaron a la costa atlántica de la península a la que Juan Ponce de León bautizó con el eufemismo de Florida en 1513. Décadas mas tarde, Pedro Menéndez de Aviles fundaría la primera colonia española en agosto de 1565, nombrándola San Agustín en honor al día del santo en que arribó con su catolicismo y planes expansionistas. Los accidentes de la historia y las dificultades que enfrentaba la corona española en mantener su dominio llevarían al abandono de la colonia, hasta su venta a Estados Unidos unos dos siglos después. San Agustín es hoy una ciudad anglosajona con rasgos españoles. Al recorrer las viejas calles de San Agustín uno puede ver la conquista desde el punto de vista de los conquistadores — aunque quede claro que ellos fueron, después de todo, invasores. ¿Quiénes fueron estos hombres que vinieron al pantano infectado de mosquitos que era la tierra floridana? ¿Qué los empujaba? ¿Era la ambición? ¿O había también en ellos un deseo de aventura y, quizás, un buen toque de locura? Eran soldados, sacerdotes, marineros, negociantes, violadores y ladrones. Eran hombres, y luego mujeres, comunes. Incluían a aquellos que buscaban riquezas tanto como a los que deseaban un escape. Hay que ver las condiciones de vida de la época para entender que conquistar tierras no es como ir de paseo. Estos colonizadores llegaban a…

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Verne y la velocidad.

Si Julio Verne escribiera hoy, daría su vuelta al mundo en cuestión de horas. Leer su «Vuelta al mundo en ochenta días» –en su tiempo una novela de acción– es comprobar desde nuestro siglo veintiuno cuán rápida es la vida de hoy. Nos hemos acelerado al punto de que estas letras viajan de hemisferio a hemisferio en cuestión de segundos. Como decía de paso uno de los personajes de la novela: “La Tierra ha empequeñecido”. Gracias por visitar Libro Abierto. Para subscribirse a futuras publicaciones, escríbanos a libroabierto@vmramos.com.

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La existencia más allá

“Esclavizarse en los asuntos sin sentido de la vida mundana, Y después salir de ella vacíos – Ese es un grave error”. «Los versos raíz de los seis períodos de en medio». En la tradición budista se le llama ¨dharma” –del sánscrito “lo que está establecido”– a la enseñanza de naturaleza espiritual que orienta al ser humano en pos de su propia liberación. Se considera un privilegio recibir el dharma para escapar de la rueda del Samsara que representa el largo ciclo de encarnaciones y muertes en menores y mayores escalas de la existencia. Aprehender esta enseñanza significa entrar a un camino en el que se busca una mayor comprensión de la vida, entendiendo que el deseo y el sufrimiento están intimamente ligados. Hay en la enseñanza un llamado al desapego de este mundo de las formas que, en fin, es pasajero. Esa visión ultraexistencial explica por qué los budistas tibetanos tienen una apreciación de la muerte que difiere en mucho de la norma occidental. La muerte no es un final, sino una transición. Incluso, la muerte es para ellos una oportunidad para dar el salto hacia afuera de la mecanicidad de la transmigración. La vida, a la vez, es de suma importancia como el terreno práctico en que los aspirantes a la realización pueden adiestrar su mente para romper el condicionamiento que impide la liberación. Esta tradición, hermética durante varios siglos, se esparció a otras latitudes con la salida forzosa de los tibetanos de su tierra ante el avance…

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