Al ver hace unos días la película “Hugo” de Martin Scorsese me quedé pensando sobre el papel que juega el creador, o sea el director de cine, o sea el escritor, o sea el poeta, o sea el pintor, o sea el escultor, o sea aquel que imagina historias, personajes y escenas y las plasma en algún medio con la esperanza de que otros las descubran. Crear no es necesariamente expresar algo nuevo, sino en gran manera revestir de nuevas formas lo que siempre estuvo ahí. Es en muchos casos renovar alguna visión básica sobre lo que es el ser humano. Esta película –cuyas representaciones de la ciudad de París de la primera mitad del siglo pasado son arrebatadoras en la versión de 3D– logra expresar en la persistencia de un huérfano algo muy sencillo, a la vez que guiña un ojo al que se interese en el arte de la creación. Habla del papel de los creadores como atrevidos predigistadores, visionarios que de alguna manera intuyen que el arte no es solamente entretenimiento. La película, basada en la novela gráfica «La invención de Hugo Cabret» de Brian Selznick, también nos dice que todos estamos aquí para alguna razón — aunque esta sea hija de la misma imaginación que enriquece nuestras vidas. Gracias por visitar Libro Abierto. Para subscribirse a futuras publicaciones, escríbanos a libroabierto@vmramos.com.
5 comentariosAutor: Víctor Manuel Ramos
Uno quiere escribir algo que diga, tal vez, de qué color es la mañana cuando irrumpe la luz y los adjetivos usuales –azul, púrpura o gris, por ejemplo– no son suficientes. Hay cielos que simulan la piel ceniza de un arándano, y sería impreciso –incluso injusto– llamarles azules, púrpura o grises. Al levantar la cabeza uno ve el tejido jugoso de un arándano.Uno quisiera que fuera fácil triturar el teclado y esparcir frutos, hojas de arce en otoño, atravesar la crema porosa de la nieve, palpar pedacitos de cuarzo y caracoles resquebrajados con las palmas de los pies. Pero la expresión es exigente. Pide la atención de un niño curioso. Pide heroísmo. Pide el tipo de orden que no viene con las horas y las medidas, sino que se parece más bien a una lluvia de fractales, orden en el caos, belleza en la irregularidad. Es sublevarse y decir algo que tal vez no se entienda. Gracias por visitar Libro Abierto. Para subscribirse a futuras publicaciones, escríbanos a libroabierto@vmramos.com.
10 comentariosEstatua de Walt Whitman – Foto: V.M. Ramos Me celebro y me canto a mí mismo.Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,porque lo que yo tengo lo tienes túy cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. Así se presentó Walt Whitman al mundo cuando a la edad de treintiséis años empezó a escribir el poema épico “Leaves of Grass” (“Hojas de hierba”), casi a mitad del Siglo Diecinueve. Digo que se presentó al mundo porque sus palabras, trabajadas cuidadosamente a través de las décadas que vivió, eran para toda la humanidad e incluso para la humanidad futura, sabiendo él entonces que sus versos rompían con el pensamiento de su tiempo. Otros expertos podrán decir más de él, pero Whitman abandonó la rima convencional de los versos de sus días. Whitman mezcló los géneros, porque su poesía es a la vez narración, canto, crítica y exaltación; es cuento y novela; tiene trama, carece de medidas pero no de ritmo. Whitman resquebrajó también el puritanismo de su época y no distinguió entre el deseo hacia un hombre o hacia una mujer. Dijo lo que tenía que decir, aunque en principios su libro no lo publicara nadie más que él y aunque muy pocos fuera de los intelectuales de su época se interesaran en esa poesía rara e iconoclasta. Cómo evitar detenerme un día y volver al pasado desde el que Whitman existió si casi todos los días paso apresurado por la carretera que da con la…
5 comentariosTú puedes tener la vida que quieres, siempre y cuando lo que quieres no viole las leyes de la física ni del país donde vives. Crea tu propio futuro, aunque el futuro no existe. Sé quien quieres ser, y acepta las consecuencias, porque siempre las habrá. Elimina los obstáculos mentales, bórralos de tu mente, y cuando se presenten en tu camino haz de cuenta que no existen. No culpes a otros de tus males, porque todo el mundo es inocente, menos tú (por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa). Deja de quejarte y toma las riendas de tu vida, porque el éxito no permite que aceptes tus debilidades ni que te desahogues. Ámate como eres, pero solamente después de que te quites de encima todas estas imperfecciones que te obstaculizan. Respira hondo. No te identifiques con los problemas, porque ser irresponsable te proveerá gran alivio. ¿A qué le das tu energía? Eres puro ser (bueno, y también huesos, músculos, tejidos, reacciones químicas). Deja que tu vida surja espontáneamente. No hagas planes de nada y el presente se revelará ante ti, aunque eso signifique que se te olvide terminar tus proyectos. Tú eres perfección como eres. No tienes que hacer nada. No tienes que buscar nada. Mírate a ti mismo ahora, pero arregla estas dos o tres cositas que te impiden la iluminación. Es decir, cambia quien eres. Y por si acaso nada de eso funciona: Un día de estos te vas a morir. Gracias por visitar Libro…
9 comentariosA mí desde un principio me pareció que el diseño de lectores de textos para la pantalla era un paso importante para la diseminación de las letras. La posibilidad de liberar el texto de la forma tradicional del libro me ha parecido una multiplicación del efecto Gutenberg, porque abre nuevos canales de distribución y facilita la publicación de todo tipo de libros. El elemento que faltaba era el puente que llevara a los lectores esos textos, que inicialmente flotaban huérfanos por las nuevas redes de Internet. En los últimos dos o tres años se ha acelerado el proceso de construir una estructura más sólida, tanto para que el autor ponga sus libros al alcance como para que los lectores descubran por búsqueda o afinidad esos textos que les pudieran interesar. Ha llegado el momento del libro electrónico. Como en todo salto hacia adelante, este fenómeno no es algo que dependiera de un factor aislado, sino de varios avances tecnológicos que coinciden y hasta compiten. El proceso de desarrollo de los lectores de libros electrónicos había sido lento en comparación a otras plataformas, como las que se han creado para distribución de música y video en la red. Algunos expresaban dudas de que el simple texto de los anticuados libros pudiera competir en un mundo mayormente audiovisual. Pero hace años que el fenómeno Amazon ha demostrado que hay espacio para los libros en la red. Fue precisamente esa compañía –entre las pioneras de venta de mercancías en Internet– que formuló el…
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